miércoles, 28 de diciembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy nos habla el Papa de la fe de Abrahán. Es modelo de creyente, porque la fe se mide en los momentos de zozobra, de dificultades, de riesgos y hasta de muerte. Fe que están testimoniando nuestros hermanos sirios y muchos otros. Nunca podremos decir que tenemos fe si, antes, no la hemos experimentado y sostenido en los momentos de riesgos y contradicciones.

Porque la fe es fe cuando crees a pesar de que no se corresponda con lo que tú piensas, con lo que tú esperas y como a ti te gusta. Así sucedió con María. Su proyecto no coincidía con el de Dios, pero ella dijo "Sí"; también ocurrió con José, con Abrahán y con todos. ¿Te sucede a ti lo mismo? Pidamos, unidos al Sumo Pontífice, que nuestra fe sea como la de María, Abrahán, José y muchos otros.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 28 de diciembre de 2016


Queridos hermanos y hermanas

Abrahán es modelo de fe y de esperanza: «creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones». Creyó en la palabra de Dios que sería padre, aun cuando pareciera imposible, porque él era anciano y su mujer estéril. Su fe se abrió a una esperanza que parecía absurda, pero así es la esperanza, sorprende y abre horizontes, nos hace soñar lo inimaginable, y lo realiza.

El desaliento y la frustración también llegaron a la vida de Abrahán. Él veía pasar el tiempo y la promesa hecha por Dios seguía sin cumplirse, aunque Dios ratificaba una y otra vez su promesa. A Abrahán lo único que le quedaba era confiar en la Palabra del Señor y seguir esperando.
Pero Dios le dio un signo y le dijo: «mira el cielo y cuenta las estrellas […] así será tu descendencia». Para creer, es necesario saber mirar con los ojos de la fe; a simple vista eran sólo estrellas, pero para Abrahán eran signo de la fidelidad de Dios.
* * *

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los animo a confiar en el Señor, como lo hizo Abrahán, para que salgamos de nosotros y descubramos su promesa en cada signo y acontecimiento que nos toca vivir. Les deseo un año nuevo lleno de la gracia y la bendición de Dios.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Y LA PALABRA SE HIZO CARNE, JN 1, 14.



Hoy es Navidad, y lo más importante es pensar que estamos salvados. La Palabra, el Hijo de Dios, se hace carne y habita entre nosotros. Jesús se hace hombre y nos manifiesta el camino de salvación. Y lo hace naciendo de mujer, de María y de forma muy normal y humilde. El Evangelio nos relata como sucedió todo, y como el acontecimiento más importante del mundo, apenas hizo ruido y fue destacado en su momento.

El mundo no se percató de nada. Unos simples pastores fueron avisados y alertados de lo que estaba sucediendo y poca cosa más. Jesús viene en silencio y sin hacer ruido. Quizás nosotros hacemos demasiado ruido, pero no para festejar que Jesús nace, sino para celebrar no sé quÉ fiesta, comidas, bebidas, regalos y diversiones. 

Creo que la Navidad se celebra en pocos lugares. Me refiero a la verdadera Navidad, y te ves cogido y deshubicado de lo que realmente es la Navidad. En todo este tinglado de fiestas y celebraciones de qué se yo, pidamos que no perdamos el norte y que sepamos vivir con paciencia y fe este acontecimiento de salvación al que muchos celebran con indiferencia o desarraigo sin más.

Se hace duro y duele vivir como si estuvieras en tierra extraña. El Evangelio de Juan lo expresa claramente y muy bien: En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió Jn 1, 4-5. Y sucede eso. Se celebra la Navidad, pero hay muy poco de verdadera Navidad. Pero creo que lo mejor es levantarse y hacer que tú seas Navidad y des luz por todos tus costados y alumbres todo lo que puedas.

DESDE ESE ESPÍRITU Y DESEO FELIZ NAVIDAD.

sábado, 24 de diciembre de 2016

LA PROFECÍA DE ZACARÍAS

(Lc 1,67-79)
El Espíritu Santo entra en Zacarías y abre su boca. No se puede deducir otra cosa, porque Zacarías profetiza lo que va a suceder en breves momentos: "El nacimiento del Niño Dios, y la Misión encomendada a su propio hijo".

Zacarías describe con una claridad meridiana y una prosa mesiánica, en el "Benedictus" (Lc 1, 68-79), la misión de su hijo Juan, llamado posteriormente el Precursor y Bautista. Descubre y profetiza que será llamado profeta del Altísimo, porque irá delante de Él a preparar su camino. También anuncia esa asumida visita del Señor, que por la Misericordia de Dio nos redime, ilumina y guía nuestros pasos por el camino de la paz.

Un episodio más de las señales con las que Dios planifica su Plan de salvación, y nos lo revela de forma milagrosa. Todo está enlazado, previsto y elaborado por la Misericordia Divina que nos anuncia su encarnación. Una encarnación que, aunque ya sucedió en el tiempo previsto, hoy, mañana y siempre tiene lugar en y cada corazón que se abre a su Gracia.

Porque Jesús nace cada día cuando, llenos de su Gracia, tratamos de amar y de servir a los demás. Porque, Jesús nace dentro de cada hombre cuando éste, como su Madre María, proclama su grandeza y ése "hágase su Voluntad". Porque cada corazón dispuesto a vivir en la verdad y la justicia se hace pesebre humilde y pequeño, pero fuente de Gracia y de Amor capaz de mover montañas por el Poder y la Misericordia de Dios.

VIVAMOS ESOS MOMENTOS DE CELEBRACIÓN
CON LA ESPERANZA DE VOLVER A NACER
EN EL AMOR DEL NIÑO DIOS.

FELIZ NAVIDAD.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Un mundo sin esperanza no se puede concebir. Sucede que el hombre pone sus esperanzas en cosas caducas y que tienen un tiempo de esperanza corto y finito. Son esperanzas muy limitadas que no llenan plenamente el ansia de plenitud y eternidad que el hombre guarda en su corazón. El hombre ciego por su egoísmo y soberbia, se pierde el gozo y la alegría de vivir en la Esperanza que el Niño Dios nos trae al tomar la naturaleza humana y hacerse hombre.

El Papa Francisco nos trae hoy esta reflexión llena de esperanza y gozo en la alegría del nacimiento. Un nacimiento pobre, pequeño y en un pueblo insignificante. Un nacimiento sin ruidos pero inmensamente lleno de esperanza. Esperanza para aquellos que experimentándose pobres esperan en el cumplimiento de salvación eterna que nos trae el Niño Dios. Reflexionemos pacientemente lo que el Papa nos dice.





PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 21 de diciembre de 2016


En las catequesis de los miércoles estamos reflexionando sobre el tema de la esperanza. Hoy, a pocos días de la Navidad, contemplamos la Encarnación del Hijo de Dios, que marca el momento concreto en que la esperanza entró en el mundoDios se despoja de su divinidad y se acerca a su pueblo, manifestando su fidelidad y ofreciendo a la humanidad la vida eterna.

El nacimiento de Jesús, nos trae una esperanza segura, una esperanza visible y evidente, que tiene su fundamento en Dios mismo. Jesús, entrando en el mundo, nos da fuerza para caminar con él hacia la plenitud de la vida y vivir el presente de un modo nuevo.

El pesebre que preparamos en nuestras casas nos habla de este gran misterio de esperanza. Dios elige nacer en Belén, que es un pueblito insignificante. Allí, en la pobreza de una gruta, María, Madre de la esperanza, da a luz al Redentor. Junto a ella está José, el hombre justo que confía en la palabra del Señor; los pastores, que representan a los pobres y sencillos, que esperan en el cumplimiento de las promesas de Dios, y también los ángeles cantando la gloria del Señor y la salvación que se realiza en este Niño. Dios siempre escoge lo pequeño, lo que no cuenta, para enseñarnos la grandeza de su humildad.



Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica. Que por intercesión de la Virgen y de san José, la contemplación del misterio de la Navidad nos ayude a recibir a Jesús en nuestra vida, y podamos ser humildes colaboradores en la venida de su Reino, Reino de amor, de justicia y de paz. Feliz Navidad, llena de esperanza para todos.



domingo, 18 de diciembre de 2016

DESDE BURKINA Y CON AMOR



SOR BERNARDA

Desde Burkina Faso: Queridos amigos , al acercarse estas Grandes Fiesta os recuerdo de una manera especial ante Jesus y comparto con vosotros esta experiencia del agua :ese regalo esa luz que ese hombre recibió y que la puso al servicio de los otros … por eso   hemos recibido el don del agua que nos hace más feliz aun, pensando también en el bien que se puede hacer en un futuro con esta gente de tanta  necesidad de todo pero sobre todo del agua es un regalo de Navidad!
Un fuerte abrazo Bernarda

NB/ El punto de agua lo encontró un señor Vincent de Paul  ya mayor “RADIESTHESIE –NUMEROLOGIE” es una ciencia, es un don que este caballero de lejos y con el mapa de situación más el plan de masa de nuestro terreno y zona .. busca y efectivamente encontró el punto, luego viajo y llego  a nuestro terreno y siguió buscando  con un péndulo y dio en el clavo, los que hicieron la perforación siguieron sus indicaciones de ir a 110 m de profundidad  y así fue ya antes de llegar a los 80 m había  3m cúbicos y así siguió hasta los 110… un misterio. Ya se había intentado muchísimas veces y si, ya teníamos uno que da 1.5 m cúbicos
En fin esta es la realidad de la PROVIDENCIA  que damos gracias a Dios y  a la Virgen  por este don!!
Gracias también a todos los colaboradores!
¡FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2017!

Mostrando agua y al fondo el castillo .JPG




Felicitación de Navidad

JOSÉ, UN HOMBRE DE DIOS

(Mt 1,18-24)
No cabe duda que tanto María como José tuvieron una gran participación en la obra redentora de Dios. Y queda al descubierto y para admiración de todos, la fidelidad y fe depositada en las Manos del Señor al porner en Él toda su confianza. Dejar tus proyectos y sueños para aceptar los que el Señor te propone no es tarea fácil. Quizás preguntándotelo puedes calibrar lo duro y difícil de responder afirmativamente.

José no podía comprender que ocurría con María. Sabía que era imposible lo que estaba viendo, pero era la realidad. Pero José conocía a María yo no podía creérselo. Tanto es así que desidió repudiarla en secreto. No quería perjudicarle. Dice la Bilbia de él que era varón justo. Podemos suponer los momentos y días que tuvo que pasar José. Y también María.

Podemos preguntarnos:  ¿Cómo seguir adelante cuando la vida se nos complica tanto? Esperamos que todo con el Señor nos vaya mejor, pues se lo pedimos, y sin embargo sucede lo contrario. Nace en nosotros la tentación del rechazo y abandono. Y ocurre lo contrario, tanto María como José escuchan la Palabra del Señor y aceptan su Plan.

Me gusta imaginar los deseos que tendría José de encontrar una justificación, una razón para llevar a María a su casa. Porque, también lo quiero suponer, sabía de su honradez y sinceridad. Y es que cuando uno quiere escuchar al Señor porque cree en su Palabra y se fia de Él, el Señor le responde. Así, José recibió la respuesta por medio del ángel y comprendió lo que estaba ocurriendo. Quizás no lo entendió, pero le bastaba con saber que era obra del Espíritu Santo.

Posiblemente a nosotros nos esté ocurriendo lo mismo. No llegamos a entender los planes y designios de Dios para con nostros, pero, ¿nos fiamos de Él? Esa es la cuestión que debemos aprender de María y José.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Realmente el mundo se llena de esperanza cuando despertamos y abrimos nuestros ojos a la presencia de Dios entre nosotros. Un Niño nos va a nacer, pero no un niño cualquiera, sino el Mesías, el Hijo de Dios Vivo, el enviado para la salvación de todos los hombres.

Y ese Niño Dios nace dentro de nosotros cuando abrimos los ojos de nuestro corazón para ver a Dios en un mundo oscuro, de egoísmos y de muertes, y alumbrarlo con nuestra presencia viviendo en la presencia del Dios. Un mundo donde aportamos nuestra alegría, nuestra paz, nuestras buenas intenciones, nuestro bien hacer y nuestras obras revestidas de verdad, justicia y paz. Un mundo al que, como nos dice el Papa Francisco hoy, anunciamos el Niño Dios, que nace en nuestros corazones si los abrimos y le hacemos hueco para que viva dentro de nosotros.





PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 14 de diciembre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

Con las palabras de Isaías nos preparamos a celebrar la fiesta de la Navidad. El Profeta nos ayuda a abrirnos a la esperanza y a acoger la Buena noticia de la Salvación con un canto de alegría, porque el Señor ya está cerca.

La presencia de Dios en medio de su pueblo, entre los pequeños, en las realidades adversas o cuando llega la tentación de pensar que ya nada tiene sentido, se convierte en esta presencia portadora de libertad y de paz. Por eso son hermosos los pies de aquel que corre a anunciar esto a sus hermanos, porque ha comprendido la urgencia de este anuncio para un mundo que necesita a Dios.

Del mismo modo, nosotros estamos llamados, ante el misterio del Niño Dios en Belén, a darnos cuenta de esta urgencia y a colaborar a la venida del Reino de Dios, que es luz y que debe llegar a todos. Como el mensajero sobre los montes, también nosotros tenemos que correr para llevar la buena noticia de la cercanía de Dios a una humanidad que no puede esperar, y que tiene sed de justicia, de verdad y de paz.


Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los invito, en este tiempo de Adviento, a preparar el corazón, para acoger toda la pequeñez, toda la maravilla, toda la sorpresa de un Dios que abandona su grandeza, y se hace pobre y débil para estar cerca de cada uno de nosotros. Muchas gracias.

domingo, 11 de diciembre de 2016

DESPERTAMOS EN EL DESIERTO

(Mt 11,2-11)
Vivimos en el desierto. El desierto es el espacio donde habita la muerte. Todo está desolado y sin horizonte. Sólo hay soledad y muerte. No hay vegetación y la vida escondida está amenazada. El horizonte es arena y sol ardiente, y la sed de vida se hace amenaza sobre todos los que caminan por él.

¿Cuál es nuestro desierto? Porque vivimos en un desierto: "Nuestro mundo". Un mundo que se tapa los oídos y se hace sordo a la voz, primero del Bautista, y luego del mismo Mesías enviado y anunciado por Juan el Bautista. Un mundo que no ve ni oye; un mundo mutilado, que no camina, anclado en la comodidad y el placer. Un mundo hedonista y enfermo de lepra. Un mundo sometido a la esclavitud del pecado. Un mundo que rechaza la Palabra del Mesías.

Sin embargo, Juan recibe una respuesta de esperanza y de resurrección. El desierto despierta y la vida renace: «Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!». 

Ha llegado el Reino. Jesús está entre nosotros, y aunque no lo vemos físicamente, está en cada instante que sabemos incluir y no excluir; en cada instante que sabemos escuchar y no marginar; en cada instante que sabemos desprendernos de las lepras que nos asedian y tientan, y nos resistimos a ser desierto; en cada instante que decidimos abrirle en nuestro corazón un pesebre pobre y sencillo para acogerlo y acoger. 

Sí, se hace Navidad cuando posibilitamos la alternativa de nacer de nuevo. Tal y como hizo Juan el Bautista, cuando optamos por menguar para que la Gloria de Dios brille dentro de nuestros corazones.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Una voz grita: "En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale (Isaías 40, 1-11). Juan el Bautista nos alerta y nos llama a esa preparación de conversión.

Vivimos en la esperanza de construir un mundo de verdad y justicia. Un mundo donde la vida sea fuente de paz y alegría y de gozo eterno. Un mundo que vislumbra un horizonte que nos llena e invade de felicidad. Y, para eso, nos dice el Papa Francisco, necesitamos hacernos pequeños y humildes, para dejar que la Mano de Dios actúe sobre nosotros y nos sacie de Felicidad Eterna.








PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 7 de diciembre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

Hoy comenzamos una nueva serie de catequesis sobre la esperanza cristiana. En esta primera reflexión, el profeta Isaías nos invita a llevar el consuelo de Dios a nuestros hermanos. Isaías le está hablando a un pueblo en el exilio y le presenta la posibilidad de regresar a su hogar, que en definitiva es volver a Dios. Para ello hay que eliminar los obstáculos que nos detienen, preparar un camino llano y ancho, un camino de liberación y esperanza que se extiende por el desierto.
San Juan Bautista, retomando las palabras de Isaías, nos llama a la conversión, para que abramos un camino de esperanza en nuestros corazones.

El cristiano necesita hacerse pequeño para este mundo, como lo fueron los personajes del Evangelio de la infancia: María y José, Zacarías e Isabel, o los pastores. Eran insignificantes para los grandes y poderosos de entonces, pero sus vidas estaban llenas de esperanza, abiertas a la consolación de Dios.

Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor la gracia de trasformar el desierto de nuestra vida, de nuestro sufrimiento y de nuestra soledad, en un camino llano que nos lleve al encuentro con el Señor y con los hermanos. Dios los bendiga.

domingo, 4 de diciembre de 2016

TODO CAMINO SERÁ ENDEREZADO

(Mt 3,1-12)
El Reino de los Cielos llega con el Señor. Juan el Bautista prepara su venida e induce a que todos los caminos se enderecen. Los caminos de nuestras vidas, erosionados por el odio, la envidia, el poder, la ambición, la vanidad, las riquezas, las pasiones, la soberbia... y también necesitados de que sean enderezados, allanados y equilibrados. Y eso sólo se logra desde una sincera y auténtica conversión.

Juan prepara este camino y nos invita al arrepentimiento. Hoy somos nosotros los que tendremos que, primero convertirnos y luego invitar a esta preparación para que nuestra conversión no se quede anquilosada y estancada y continúe su camino de preparación. Un camino que no se para y que está más allá de este momento de adviento y que se prolonga hasta el último momento de nuestra vida.

Por eso, el Evangelio de hoy nos invita a continuar quitando todo aquello que anquilosa nuetra vida y nos aleja del verdadero y único camino, el Señor Jesús. No podemos esperar instalados y acomodados, sino en actitud de lucha contra esta anquilosis que nos invita a permanecer pasivo e instalados en comilonas y fiestas que no representan ni celebran el verdadero significado de la Navidad.

Tratemos de, inmersos en el espíritu del Precursor, avivar nuestro espíritu e, injertados en el Espíritu Santo, enderezar nuestra vida limpiándonos de todo aquello que está torcido y seco, siendo incapaz de dar frutos, y, disponible y abierto a su Gracia, preparar un hueco dentro de nuestro corazón para que nazca cada día en él y nos fortalezca para el camino.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

No sabemos cómo será, ni tampoco cuando. Pero sabemos que en la hora de nuestra muerte, que cierto que llegará, nos reuniremos con el Señor. Y eso esperamos porque Jesús nos lo ha prometido. Y su Palabra es Palabra de Vida Eterna. Por eso, rezamos por nuestros difuntos, esperanzados en que estén con el Padre. Por eso, también rezamos por nosotros, para que podamos, por la Palabra de nuestro Señor Jesús, podamos reunirnos con ellos.

Hermosa lección de esperanza y confianza que nuestro Papa Francisco nos da hoy y nos recuerda avivando nuestra esperanza y confianza en el Señor. Vivamos con esa esperanza estas hermosas obras de misericordia que el Papa Francisco nos muestras. No nos preocupemos por entender, sino confiemos en Aquel que nos lo ha prometido y ha Resucitado.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 30 de noviembre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

Concluimos este ciclo de catequesis reflexionando sobre dos obras de misericordia: una espiritual que pide rogar a Dios por vivos y difuntos, y otra corporal que invita a enterrar a los muertos.

Para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad y de fe, pues esperamos en «la resurrección de la carne». Durante la Eucaristía confiamos a los difuntos a la misericordia de Dios con un recuerdo sencillo pero lleno de significado. Rezamos para que estén con él en el paraíso, con la esperanza de que un día también nosotros nos encontremos con ellos en este misterio de amor que, si bien no comprendemos plenamente, sabemos que es verdad porque Jesús nos lo ha prometido.

Este recuerdo de rogar por los difuntos está unido también al de rogar por los vivos, que junto con nosotros cada día enfrentan las dificultades de la vida. Todos, vivos y difuntos, estamos en comunión; en esa comunidad de quienes han recibido el bautismo, se han nutrido del Cuerpo de Cristo y hacen parte de la gran familia de Dios.


Saludos


Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a rezar unos por otros para que las obras de misericordia corporales y espirituales se conviertan cada vez más en el estilo de nuestra vida. Muchas gracias.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Dar buen consejo y enseñar al que no sabe son dos obras de misericordia, nos dice hoy el Papa Francisco, que son muy necesarias, y como tales, obras de misericordia. Pero, enseñar exige conocer, pero también experimentar. Sólo conoce aquel que sabiéndolo lo experimenta. Eso es muy relacionado con el testimonio y la vivencia.

La catequesis no es una clase más, sino una experiencia de tu fe y la que la comparten viviéndola. Porque la fe se va haciendo realidad en la medida que tú, al oírla y conocerla, empiezas a compartirla en tu propia vida. Démonos como nos dice el Papa en dar buenos consejos y enseñar bebiendo, en el Espíritu Santo, de la Palabra de Dios.






PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 23 de noviembre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

La catequesis de hoy está dedicada a dos obras de misericordia muy relacionadas entre sí: dar buen consejo al que lo necesita y enseñar al que no sabe. La falta de instrucción es una grave injusticia que atenta contra la dignidad de las personas. Cuántas personas y sobre todo niños, a causa del analfabetismo, caen víctimas de la explotación y de otras lacras sociales. La Iglesia ha sentido siempre la necesidad de comprometerse en el campo de la enseñanza para cumplir su misión de evangelización. Muchos santos han consagrado su vida a la educación de los más desfavorecidos, sabiendo que ese es el camino para superar la miseria y la discriminación.

“Dar buen consejo al que lo necesita” es un verdadero acto de amor hacia las personas que están desorientadas o tienen dudas. Todos podemos tener en algún momento dudas sobre la fe. La escucha de la Palabra de Dios y la catequesis nos ayudan a superar esas dudas. Pero además es importante concretar la fe en nuestra vida, para que no se convierta en algo teórico y abstracto. Cuando practicamos la fe, sirviendo a los hermanos y especialmente a los más necesitados, entonces muchas dudas desaparecen porque sentimos la presencia de Dios que nos ama.


Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a tener un corazón atento a las necesidades de las personas que nos rodean, para que también ellas puedan experimentar el amor que Dios les tiene. Muchas gracias.

domingo, 20 de noviembre de 2016

FIESTA DE CRISTO REY



Siempre he envidiado, sanamente, al buen ladrón. No sé si, imaginado que yo estuviese en su lugar, hubiese dicho lo mismo, pero esas palabras de Jesús son las que yo quisiera oír dirigidas a mí: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Y esa debe ser nuestra meta y nuestro principal objetivo, porque todo lo demás pierde todo su valor ante la caducidad a la que está sometida. La Cruz, fin de Jesús en este mundo nos descubre la realidad de nuestra trascendencia y nuestro destino. El Reino de Dios no es de este mundo y ese es el Reino al que nosotros aspiramos, a permanecer y vivir eternamente en gozo y plenitud junto a Él. Porque Él nos lo ha dicho y porque Él ha ido a prepararnos una mansión, Jn 14, 2, para, a su regreso, llevarnos con Él.

Hoy es un día grande porque proclamamos a Cristo Rey, y porque realmente su muerte en la Cruz lo descubre como Rey del Universo. La Cruz es la exaltación de Cristo. Lo dijo el mismo: "Cuando sea levantado, atraeré a todos hacia Mí, Jn 12, 32. La Cruz es Gloria y exaltación de Cristo.

Es verdad, tampoco somos ajenos a eso porque Él nos lo ha repetido en numerosas ocasiones, que padeceremos persecuciones, burlas, sufrimientos y toda clase de peligros como le sucedió a El, pero todo eso valdrá la pena en la esperanza de escuchar esas palabras que Jesús dijo al buen ladrón. Y con esa esperanza e injertados en el Espíritu Santo caminamos por los trayectos y circunstancias que nuestra vida nos presenta, esforzándonos en vivir misericordiosamente como el Padre.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Todo lo que hagamos está encaminado a ser misericordioso. Si perdemos esa perspectiva, perdemos también la esencia y fundamento del ser cristiano. O dicho de otra forma, el seguimiento a Jesús. A nuestro Señor no se puede seguir sino con el propósito de ser misericordioso.

Y el Papa Francisco nos lo dice hoy bajo dos aspecto fundamentales: la paciencia y la enseñanza. Ser paciente es tan necesario como el agua que necesitamos para calmar nuestra sed material. Ser paciente como Jesús lo es conmigo. Soportar como Jesús me soporta y, encima, me sostiene. No hace falta mirar más ni buscar más razones, que las hay, pero esa es más que suficiente. Cuántas ofensas y pecados me soporta pacientemente el Señor. ¿Y qué hago yo respecto a los demás?

Y en la medida que somos paciente, también, tal y como nos dice el Papa Francisco, corregimos y enseñamos. Porque cuando enseñamos señalamos el camino para no equivocarnos, y en esa actitud estamos corrigiendo. Gracias, santo Padre, por recordarnos constantemente las actitudes y señales para seguir a nuestro Señor Jesús.






PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 16 de noviembre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

He dedicado la catequesis de hoy a la obra de misericordia que nos pide «sufrir con paciencia los defectos del prójimo». En la Biblia, Dios se muestra como un Dios paciente y misericordioso, que soporta los lamentos de su pueblo. También Jesús fue paciente durante los tres años de su vida pública. Pensemos en el episodio de la madre de Santiago y Juan, que pidió para sus hijos que se sentaran uno a la derecha y otro a la izquierda en el Reino de los Cielos. Jesús, en cambio, aprovechó esa situación para enseñarles y corregirles.

Esta obra de misericordia espiritual está relacionada con otras dos: «corregir al que se equivoca» y «enseñar al que no sabe». Supone un gran esfuerzo ayudar a otros para que crezcan en la fe y caminen en la vida.

La exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar no nos ha de llevar a considerarnos mejores que los demás, sino, más bien, nos impulsa a entrar en nosotros mismos para verificar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás.


Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Les animo a poner en práctica las obras de misericordia, corporales y espirituales, para que todos puedan experimentar la presencia y ternura de Dios en sus vidas.



domingo, 13 de noviembre de 2016

PALABRAS MUY SERIAS Y DURAS



El Señor no se anda por las ramas. Habla muy claro y el Evangelio de hoy lo demuestra una vez más: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato».  Y la pregunta es: ¿No esta sucediendo esto?

El mundo en el que vivimos está amenazado por enfrentamientos que ponen en peligro la convivencia y la paz entre los hombres. Guerras que amenazan destruir el planeta; consumo desmesurado que influyen en el clima y lo alteran. Sólo hace falta encender la televisíon y comprobar la inestabilidad que se cierne sobre el mundo que habitamos. Y esos enfrentamientos nace de las ideologías de nuevos líderes que se erigen como jefes y profetas de un nuevo orden.

La confusión cada vez es más compleja y muchos tratan de apoderarse de la voluntad de los hombres para dirigirlos según sus ideologías amenazando la libertad de poder elegir tu propio camino. Ayer veía en la televisíón un documental sobre la amenaza que vivió el planeta en tiempos de Kennedy y Kruschev que estuvieron a punto de desencadenar una guerra mundial. Vivimos al filo de la navaja y pendientes de que en cualquier momento la tragedia se cierna sobre el mundo.

Realmente la realidad actual se parece a todo esto que Jesús ya nos ha dicho: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Pidamos luz y fortalece para que en medio de estos acontecimientos no perdamos la senda del camino recto y perseveremos en el Señor.

domingo, 6 de noviembre de 2016

EL PROBLEMA DE NUESTRA RAZÓN

(Lc 20,27-38)
Razonamos mal y, como es de suponer, nos equivocamos. No se puede extrapolar nuestro razonamiento en este mundo para el otro. No podemos pensar que el otro mundo, el eterno, será con los mismos patrones que este, y que, allí, continuaremos una vida similar a la de aquí. Nuestra razón no sirve y nos traiciona. Y si no somos capaces de abstraernos de esta limitación humana, estamos perdidos.

Estamos llamados a otra vida que no tiene nada que ver con esta. Al menos no sabemos cómo será ni tampoco podemos suponerla como nuestra razón alcanza a imaginarla. Todas nuestras especulaciones son quimeras y disparates. No sabemos como será esa mansión y vida que Jesús nos prepara. Y así nos lo dice Jesús: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección»en respuesta a aquellos saduceos que le habían planteado el problema respecto a la mujer casada con los siete hermanos.

«Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven».

De cualquier forma, sí podemos razonar que la vida sería un fracaso si, creados para vivir tuviésemos que morir. Eso si que no tiene sentido y que lo lógico sería suponer que hay otra vida más plena, justa y gozosa para todos. Y que este paso por el mundo es la llave y la oportunidad de alcanzarla. 

Porque experimentamos que ese anhelo y deseo vive dentro de nosotros. Es la huella del Dios Eterno que nos ha creado para vivir eternamente con Él.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

MISIÓN DESDE BURKINA - CARTA DE SOR BERNARDA

Sor Bernarda


Un saludo desde Burkina en agradecimiento a todos los colaboradores a la realización  de  este Primordial proyecto del  AGUA (VER AQUÍ).
Que Dios os bendiga,
Pasarlo por favor a otros
GRACIAS

miércoles, 26 de octubre de 2016

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO


No podemos ser indiferentes ni insolidarios con aquellos que sufren y que buscan un refugio seguro que les permita seguir viviendo. Muchos huyen de su tierra por la amenaza de muerte que nacen de los conflictos y guerras; otros lo hacen porque le impiden ejercer su derecho a la libertad de fe y de expresión. De cualquier forma son personas que necesitan ayuda.

Nuestro Papa Francisco nos recuerda hoy esa obra misericordiosa de la acogida al peregrino o extranjero. También, recordando lo que nos dijo ayer en la homilía en Santa Marta, abramos nuestro corazón a la docilidad del Espíritu Santo para vivir a ritmo de su impulso.





PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 26 de octubre de 2016


Queridos hermanos y hermanas:

Hoy reflexionamos sobre una obra de misericordia corporal, acoger al peregrino, al extranjero. La historia de la humanidad es una historia de migraciones, no existe un pueblo que no haya conocido este fenómeno. Tampoco la historia de la salvación es ajena a esta situación. Abrahán, Moisés, incluso Jesús ha dejado su tierra y se ha puesto en camino.

Estas situaciones a veces se han visto unidas a graves crisis sociales, que a lo largo de los siglos se han afrontado con dos aptitudes: o la de cerrarse al que viene o la de acogerlo. Puede que levantar muros haga más ruido que la callada acción de quienes ayudan y asisten a los emigrantes y refugiados, pero cerrarse no es la solución, sólo favorece los tráficos criminales. La única respuesta es la de la solidaridad.

El compromiso de los cristianos es urgente. Todos tenemos el deber de acoger al hermano que huye de la guerra, el hambre o la violencia y estamos llamados a salir al encuentro del que sufre para llevarle el abrazo y la misericordia de Dios.


Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor la gracia de abrirnos al hermano, acogerlo, para poder restituirle la dignidad que, en muchos casos, ha perdido por los abusos, el egoísmo, la criminalidad, así nuestra vida será fecunda y nuestras sociedades recuperarán la paz. Dios los bendiga.