miércoles, 22 de abril de 2015

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy hemos reflexionado sobre el segundo capítulo del Génesis, donde leemos que Dios creó al hombre como culmen de toda la creación. En este relato, el hombre aparece por un momento sin la mujer, libre y señor, pero está solo, se siente solo. Dios mismo reconoce que esta realidad no es buena, que es una falta de plenitud y de comunión, por tanto decide crear a la mujer. El hombre la reconoce inmediatamente como alguien que le es recíproco y que lo complementa, no como un reflejo o una réplica de sí mismo.

Dios deposita en el hombre y en la mujer una confianza plena, pero el maligno pone en su corazón la sombra de la sospecha y la desconfianza, llevándoles a la desobediencia a Dios y a destruir la armonía entre ellos. Su relación empieza a verse asediada por mil formas de seducción engañosa, de humillación e incluso de violencia. Todo esto ha ido aumentando la desconfianza