domingo, 29 de marzo de 2015

FALSAS ACLAMACIONES

Mc 11, 1-10


Es fácil imaginarse lo que ocurrió aquel domingo, llamado hoy de Ramos. Y digo que es fácil porque hoy, siglo XXI, sucede lo mismo. Hay muchas manifestaciones donde la gente sale y aclama o protestas, y no sabe bien por qué. Son manipulados hasta el punto que actúan sin saber exactamente por qué.

No hay una conciencia clara del por qué, y lo hacen movidos por los sentimientos o emociones del momento. De eso todos tenemos experiencia, y, cuando pasado el temporal tenemos la oportunidad de reflexionar, advertimos que hemos actuado de forma aparente y falsa sin darnos cuenta. Han sido nuestras emociones e impulsos los que han hablado por nosotros.

Supongo que con Jesús ocurrió algo parecido. Aquella muchedumbre, movida por el ambiente de la promesa de un Mesías, libertador del yugo romano según muchos pretendían, aceleró la emoción  y el impulso de proclamar a Jesús el Mesías esperado. Podemos imaginar todo lo que ocurrió y el alboroto por la proclamación que se montó. Pronto todo volvió a la realidad y las aguas volvieron a su cauce.

Sabemos lo ocurrido, pero quizás más importante es saber que ocurre dentro de cada uno de nosotros. ¿Qué Mesías espero yo? ¿Cuál es mi reacción ante la presencia de Jesús como Hijo de Dios Vivo? ¿Lo proclamo porque creo que es el Mesías que yo espero y quiero? ¿O lo proclamo porque es el Mesías enviado por Dios para salvarme? 

¿Estoy dispuesto a aceptar su Palabra que me descubre la Voluntad del Padre que quiere salvarnos?