jueves, 7 de septiembre de 2017

Los cinco minutos de María, Septiembre 7...


Por la Virgen Dios se manifestaría al mundo, y por ella el mundo subiría a Dios; en su seno bendito se darían el abrazo de paz Dios y el hombre.

Ni la encarnación del Verbo en el orden de la naturaleza, ni la elevación del hombre en el orden de la gracia podían efectuarse sin María.

Por ese motivo, la acción de María se ha convertido en algo necesario dentro de los planes de Dios para la salvación de la humanidad.

VIRGEN JOVEN, TRANSMITENOS SIEMPRE LA FRESCURA DE TU CORAZÓN VIRGINAL, PARA QUE PODAMOS ESTAR DISPONIBLES Y LIBRES A LOS PLANES DE DIOS.

P. Alfonso Milagros.

La Pesca Milagrosa...

Evangelio  de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 5,1-11.



En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.

Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.

Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes".

Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".

Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.

Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".

El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón.

Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres".
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor