viernes, 23 de junio de 2017

Vengan a Mí los que están cansados y agobiados...

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 11,25-30.


Jesús dijo:
"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.

Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."

Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.

Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.  Porque mi yugo es suave y mi carga liviana."

Palabra del Señor

Reflexión Padre Luis Antonio Zazano
Mt. 11, 25-30: Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
1. Alabar: es agradecer a Dios ese corazón generoso que tiene para con nosotros, nos forja en sí y nos invita a misericordiar, pero la clave es saber que viene a revelarte a Ti, sabiéndote pobre y débil. Parece que Dios sabe que el corazón caído y golpeado es un corazón que puede alabar con fuerzas ante un corazón exitoso y soberbio. Hoy alabemos a Dios con tu vida por mostrarte grande a la obra de Él porque te reconoces pequeño.

2. Vengan a mí: me encanta esta parte del evangelio, más en este día del Sagrado Corazón de Jesús. Es ir a Jesús porque Él nos espera, porque deja abiertas las puertas del corazón y quiere limpiarte, vuelve  a Dios, hay allí vida y también hay oportunidad.

3. Manso y humilde: la mansedumbre viene de amansar, controlar y sentir la mano del dueño, es por ello que hoy tienes que reconocer la mano de Dios quien es tu dueño y te invita a un estilo de vida desde y en Él. La humildad es la clave de todo corazón entregado a Dios. Entrega tu corazón a Dios y reconoce su mano en tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión nos ayuda a conocernos, también a conocerte, y en el mutuo conocimiento nace la comprensión, la confianza, las diferencias, los defectos, las virtudes...etc.

Y todo eso se puede unir por el amor. Amar es permanecer unidos en Aquel que nos une: Jesús de Nazaret.