miércoles, 5 de abril de 2017

Llamados a ser libres...



No solo  es esclavo el que sirve a otro por unos centavos y no tiene libertad de expresión ni de movimiento. La esclavitud tiene muchos nombres y apellidos. Los seres humanos sufren distintas clases de ataduras; hay personas que están amarradas con grandes cadenas o maromas; otras con cordeles e hilos más finos; hay de las que no tienen ninguna atadura exterior pero están fascinados con otro tipo de ataduras; y están las que tienen de todo y pueden ir donde quieran, pero son esclavos de sí mismos; de sus pasiones, de sus caprichos, de sus bienes, tanto materiales como emocionales.

Muchas son las ataduras que sufre el ser humano, de cualquier clase y condición y, por muy pequeñas que sean, cuesta desprenderse de ellas. La persona lleva dentro el germen y la llamada a la libertad, pero al mismo tiempo tiene deseos de ser libre y querer volar, algo o alguien le atenaza en su interior, su misma condición humana.

El fruto de la Verdad es la libertad..

El cristiano tiene que ser consciente de que la libertad le viene de ser hijo de Dios, de tener un corazón de hijo y no de esclavo. Pablo dice que cuando se cumplió el plazo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, sometido a la ley, para rescatar a los que estaban sometidos a la ley, para que recibiéramos la condición de hijos. Y la prueba de que somos hijos  es que Dios envió a su interior el Espíritu de su Hijo, que grita: "¡Abbá! ¡Padre!" (Ga. 4, 4-6). Al ser hijo,  no se está sujeto a ley, sino que se sirve con un espíritu nuevo (Rm. 7,6). Esta filiación la ha grabado Dios en nuestros corazones y por eso somos su pueblo. (Jr. 31, 31-33).

La Verdad es fuente de libertad y el amor conduce a ella. Se es libre cuando nadie nos priva de la libertad y cuando nosotros respetamos la libertad de los otros. El camino de la libertad es largo y no se consigue cuando se ha alcanzado una meta, sino cuando se ha llegado al final. Para ser un buen hijo hay que seguir los pasos de Jesús para poder ser libres y, como él hay que pasar por la muerte, por la noche oscura. Y claro, muchos por miedo a la noche, al dolor, a la muerte, no emprenden el camino de la libertad y, si lo han empezado, se estancan donde están o dan marcha atrás. Ustedes caminaban bien, ¿quién les dio la señal de detenerse, para que ahora no sigan la verdad? Porque ésa no era la voz de Aquel que los llamó. (Ga. 5, 7-8)
Cristo nos dió libertad para  que seamos libres. Por lo tanto manténganse ustedes  firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. (Ga. 5, 1)

El Espíritu Santo es el actor decisivo caminemos bajo su impulso (Gal 5, 25) ya que donde esta el Espíritu del Señor allí esta la libertad. El Espíritu es el que nos da las fuerzas para doblegar el pecado, El Espíritu nos dice que somos hijos amados de Dios y,  lo que es más importante, el Espíritu es el que nos convence de que realmente hemos sido crucificados con Cristo y muertos al pecado y que Cristo mismo vive en nosotros.

¿Qué es libertad y que es la esclavitud? Hemos sido llamados a la libertad. Pero no usen esa libertad para dar rienda suelta a sus instintos" (Gal 5,13) ¿Para qué podemos usar la libertad que nos dio Cristo? "Sírvanse los unos a los otros por amor" (Gal 5, 13), nos aconseja San Pablo.
El Cristiano verdadero, el auténtico, el fiel en todo hace como Jesús: no deja de cumplir una sola palabra ni quebranta una tilde de la Ley. "Se hundirán el cielo y la tierra, pero yo no quebranto la ley (Mateo 5, 17-18). Entonces ¿no se convierte en un esclavo? No, por que eso lo hace con una libertad total. La ley antigua pasó. Ahora es una ley de amor y de libertad la que nosotros vivimos. Hemos aprendido de Jesús y los Apóstoles que el hombre es antes que la ley; que lo principal es el amor, la bondad, la misericordia; y que la vida cristiana es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14, 17)

Cuando hay libertad no hay miedos, porque no hay nada que perderporque no exige nada a cambio; pero quien la visita, -la tiene- vive en paz.

Fuente: Compañeros y luces en el camino
Eusebio Gómez Navarro

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