domingo, 8 de marzo de 2015

¿ES NUESTRO TEMPLO UN MERCADO?

(Jn 2,13-25)


Posiblemente no sepamos donde están las diferencias y el respeto y silencio. Hoy los templos, sin apenas dadnos cuenta, se van convirtiendo en lugares de encuentro y de charlas. Mientras se espera que empiece la celebración Eucarística lo pasamos hablando de nuestras cosas.

No es que esté mal, pero, hemos venido a ver y a celebrar el triunfo de Jesús sobre la muerte. Y lo que hacemos es vernos nosotros y encontrarnos nosotros. No es, tampoco, que eso sea malo y necesario, sino que para eso habrá otro tiempo. Ahora es tiempo de mirar al Señor y celebrar su Pasión y Resurrección.

La Casa del Señor es Casa de oración. Es Casa de recogimiento, de silencio, de reflexión y meditación. Es Casa de alimento y de fortaleza para, luego, vivir, en el Espíritu Santo, el amor que nos une y nos identifica con Xto. nuestro Señor.

Por eso debemos de respetar el lugar sagrado, es decir, el Templo, y guardar el debido respeto que nos prepara y recoja para presentarnos dignamente al Señor. Porque si no guardamos el Templo, ¿que haremos con el verdadero Templo que somos cada uno de nosotros? Porque dentro de cada hombre hay un verdadero Templo de Dios. Un Templo que debemos cuidar y mantener limpio de toda impureza.

Un Templo libre de orgullo, de envidias, de egoísmos, de soberbia, de odios, de venganza, de consumo, de mercantilismo, de ambiciones...etc. Un Templo donde la presencia de Dios sea el centro y fin de nuestras vidas.