miércoles, 29 de abril de 2015

AUDIENCIA GENERA PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

La presencia de Jesús en las bodas de Caná nos revela de modo nuevo la bondad y dignidad del matrimonio a los ojos de Dios. Se trata de un mensaje cuya vigencia es más actual que nunca, precisamente en estos momentos en que en tantos países aumentan las separaciones y desciende el número de matrimonios. 

Debemos reflexionar seriamente para comprender por qué los jóvenes de hoy no quieren casarse, a pesar de que casi todos desean una seguridad afectiva estable y un matrimonio sólido. Junto a otras causas, hay un miedo a equivocarse y fracasar que impide confiar en la gracia que Cristo ha prometido a la unión conyugal. 

El matrimonio consagrado por Dios protege esa unión entre el hombre y la mujer, que el mismo Dios ha bendecido desde la creación del mundo, y que es fuente de paz y de bien para las personas y para la sociedad. Los esposos que se casan en el Señor se transforman así en un signo

domingo, 26 de abril de 2015

CADA PALO QUE AGUANTE SU VELA

(Jn 10,11-18)


Podríamos decir que cada cuál va a la suyo. O lo que es lo mismo, que cada palo aguante su vela. Eso ocurre y lo vemos en los asalariados. Es el ejemplo que el Evangelio nos trae hoy domingo. "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas". 

Quién está a cargo de custodiar algo o a alguien, huye cuando su vida está en peligro. No le importa sino salvar su propia vida, y no arriesgará por salvar la vida del otro. El Buen Pastor, figura de Jesús, es aquel que da la vida por sus ovejas, y las defiende hasta el extremo de entregar su propia vida por cada una de ellas.

 Es reconfortante y hermoso conocer, del mismo Hijo de Dios, que el Padre le ama porque Él, voluntaria y libremente, entrega su Vida por salvarnos a nosotros. Y la entrega en la confianza y seguridad que el Padre se la devuelve en la Resurrección, prueba máxima del Amor. "Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre".

Hoy la Iglesia continúa esa misión que Xto. Jesús confió a Pedro y a los apóstoles. Hoy la Iglesia continúa pastoreando a los fieles en el nombre del Señor y asistida por el Espíritu Santo. Y no solo a los fieles, sino también a todos aquellos que, alejados o que no creen, se resisten a escuchar y ser pastoreados por el Señor. 

La Iglesia se abre a todos y da la vida por todos en los lugares más recónditos del planeta tierra. La Iglesia misionera que defiende a todos los fieles perseguidos por la fe, pero también por el hambre, la pobreza y las injusticias. 

Por cada oveja pérdida, la Iglesia alza voz y acude en su defensa.

miércoles, 22 de abril de 2015

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy hemos reflexionado sobre el segundo capítulo del Génesis, donde leemos que Dios creó al hombre como culmen de toda la creación. En este relato, el hombre aparece por un momento sin la mujer, libre y señor, pero está solo, se siente solo. Dios mismo reconoce que esta realidad no es buena, que es una falta de plenitud y de comunión, por tanto decide crear a la mujer. El hombre la reconoce inmediatamente como alguien que le es recíproco y que lo complementa, no como un reflejo o una réplica de sí mismo.

Dios deposita en el hombre y en la mujer una confianza plena, pero el maligno pone en su corazón la sombra de la sospecha y la desconfianza, llevándoles a la desobediencia a Dios y a destruir la armonía entre ellos. Su relación empieza a verse asediada por mil formas de seducción engañosa, de humillación e incluso de violencia. Todo esto ha ido aumentando la desconfianza

domingo, 19 de abril de 2015

TAMBIÉN A NOSOTROS NOS CUESTA CREÉRNOSLO

(Lc 24,35-48)


El otro día, en la catequesis, una persona me dijo que no creía en la resurrección de los muertos. Dudaba de ello. Posiblemente nos pase también a nosotros aunque no lo digamos. Realmente nos cuesta creer. A los discípulos les ocurrió lo mismo. Incluso viendo al Señor delante de ellos, les costaba creérselo.

Por eso Jesús se les aparece varias veces. Les da prueba de su Resurrección, y les recuerda todo lo que les había dicho y como se ha cumplido. Por eso, también a nosotros, la Iglesia, en laS celebraciones Eucarísticas nos recuerda que Jesús ha Resucitado y nos ofrece su Cuerpo y su Sangre par la redención de nuestros pecados. Jesús Vive y se nos da en cada Eucaristía.

Sin lugar a duda, la experiencia de la Resurrección es la que nos dará la fe para fundamentar toda nuestra vida en ella. No basta quedarnos en el concepto de Jesús Resucitado, sin que hay que pasar, Pascua, de la muerte a la Vida experimentando que con y en Jesús también nosotros viviremos esa experiencia. 

Y no se trata de que tengamos que ver a Jesús. Él ha llamado dichoso a aquellos que creen sin verle, sino que tenemos que vivir con esa esperanza y fundamentando nuestra vida en esa Resurrección. La muerte está vencida, por lo que no debemos tenerle miedo. En Jesús, que está con nosotros, la venceremos también nosotros. Y, Él, nos dará el valor y la fortaleza que necesitamos para afrontarla con esperanza y paz.

No descartamos que nuestra debilidad es grande. Somos pobres pecadores, y muy limitados. Limitados hasta el punto de experimentar mucho miedo. Pero eso, en lugar de alejarnos del Señor, nos debe servir y ayudar experimentarnos lo que verdaderamente somos: pobres criaturas pecadoras. Y darnos fuerza y esperanza de agarrarnos al Jesús Resucitado, que también nos salva y resucita a nosotros.

Jesús Vive, y Vive en cada uno de nosotros cuando tratamos de ser mejores; cuando tratamos de ser solidarios; cuando compartimos nuestra oración con los más necesitados; cuando hacemos un esfuerzo en compartir nuestro dinero; cuando compartimos el dolor, las penas, las tristezas y preocupaciones, la oración y también las alegrías de la Iglesia y del pedazo de mundo que nos ha tocado vivir.

Realmente Jesús Vive cuando experimento que camino, que persevero, que a pesar de todas las dificultades y de mi pobreza, mi fe se va fortaleciendo y sosteniendo en Él.

miércoles, 15 de abril de 2015

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

La catequesis de hoy está dedicada a la diferencia y a la complementariedad entre el hombre y la mujer. El libro del Génesis insiste en que ambos son imagen y semejanza de Dios. No sólo el hombre por su parte, no sólo la mujer por su parte, sino también la pareja. La diferencia entre ellos no es para competir o para dominar, sino para que se dé esa reciprocidad necesaria para la comunión y para la generación, a imagen y semejanza de Dios. En esta complementariedad está basada la unión matrimonial y familiar para toda la vida, sostenida por la gracia de Dios. El ser humano está hecho para la escucha y la ayuda mutua.

Para superar las dificultades de esta unión, me gustaría indicar dos puntos que nos comprometen con urgencia: Tenemos que hacer mucho más en favor de la mujer. Primer punto. No sólo para que sea más reconocida, sino para que su voz tenga un peso real, una autoridad efectiva en la sociedad y en

domingo, 12 de abril de 2015

TENÍAN MIEDO

(Jn 20,19-31)


Los discípulos tenían miedo, y nosotros seguimos también con el miedo metido en el cuerpo. Ellos, fortalecidos en el Espíritu Santo, fueron venciendo esos miedos. Y nosotros, también en el Espíritu Santo, podemos vencerlo. Se trata de tener confianza y fe en la Palabra del Señor.

El Señor sabe de nuestras limitaciones y de nuestras dudas. El pecado nos limita y nos vuelve ciegos, y nos exige ver para creer. No tenemos fuerzas suficientes para vencerlo por nosotros mismos, y necesitamos la fuerza del Espíritu que Jesús nos ha prometido. Sus apariciones van encaminadas a darnos confianza, a fortalecer nuestra fe. Por eso nos enseña sus Manos y su Costado, para que veamos las huellas de los clavos y la herida de la lanza. 

Sabe que lo necesitamos, porque somos débiles e incrédulos. Qué hermosa promesa nos hace el Señor a este respecto cuando advierte la desconfianza e incredulidad de Tomás: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

Dichosos nosotros que, no viendo, sino confiados en la Escritura y el testimonio de los que han visto, y en la Iglesia, que nos lo transmite, creemos. Descubrir que somos dichosos si creemos es algo muy grande. Tan grande que se escapa a nuestro entendimiento. Porque no lo ha dicho un cualquiera, sino el mismo Jesús. Por eso debemos esforzarnos y abandonarnos en el Señor y en su Palabra, porque haciéndolo así tenemos su promesa de ser dichosos.

Pero, es verdad también, que esa dicha nos compromete a ser antorcha que transmita el fuego de la fe. Hoy en el Evangelio, Jesús da poderes a los apóstoles de perdonar los pecados, y la Iglesia es portadora de esa misión. En Ella somos purificados y perdonados de nuestros fallos y debilidades, para, limpios, continuar la marcha, fortalecidos en el Espíritu Santo, proclamando con nuestras vidas el Mensaje de salvación.

No perdamos de vista esa promesa que Jesús nos hace hoy. Somos dichosos cuando, a pesar de nuestros fallos y pecados, nos levantamos, como el hijo prodigo, y regresamos a la Casa del Padre, para pedirle perdón y darle gracias por tanta Misericordia y Amor.

miércoles, 8 de abril de 2015

AUDIENCIA GENERAL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

Retomamos hoy las catequesis sobre la familia, hablando de los niños, muchos de los cuales sufren, desgraciadamente, auténticas “historias de pasión”.

Pensemos en los hijos no deseados o abandonados, en los niños de la calle, sin educación ni atención sanitaria, en los chicos maltratados, a los que les roban su infancia y su juventud… Es una vergüenza para la sociedad y un grito de dolor dirigido directamente al corazón del Padre.

Un niño nunca puede ser considerado un error. El error es del mundo de los adultos, del sistema que nosotros hemos construido, que genera bolsas de pobreza y violencia, en las que los más débiles son los más perjudicados. Los niños son responsabilidad de todos: los padres no deberían sentirse solos en su tarea. La estabilidad social y la promoción de la familia, la ausencia de delincuencia y la posibilidad de un trabajo 

domingo, 5 de abril de 2015

GRACIAS, MARÍA MAGDALENA POR ANUNCIAR LA RESURRECCIÓN

(Jn 20,1-9)


Gracias María Magdalena, porque tu fe en el Señor te movió a buscarlo y  salir corriendo a anunciar a Pedro y Juan la ausencia del Cuerpo del Señor en el sepulcro. Gracias María, porque tú eres la primera que anuncias que el Señor no está en el sepulcro. Gracias, María, porque tu testimonio hoy nos llena de alegría al celebrar nosotros también que Jesús Vive y ha Resucitado.

Y Gracias a todos los que creyeron y esperaron confiados y con paciencia que Jesús les diera la oportunidad de verle en sus apariciones hasta la Ascensión a los Cielos. Hoy, toda la Iglesia celebra la Resurrección porque todos ustedes, por la Gracia del Señor, ha respondido a su Gracia y han creído en su Palabra.

Gracias Pedro porque Juan, en su capitulo 20, 1-9., nos cuenta que entrastes al sepulcro y viste las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Y también nosotros por el testimonio de ellos, pero sobre todo por la Gracia de Dios, también creemos sin verlo. Porque todos los días del año te vemos y experimentamos, Señor, en el día a día de nuestro vivir. Sentimos tu presencia y la acción de tu Espíritu que nos transforma en la medida que también nosotros, pecadores, nos dejamos transformar. 

miércoles, 1 de abril de 2015

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO



Queridos hermanos y hermanas:

Mañana comienza el Triduo Pascual que se abre con la celebración de la Última Cena, en la que Jesús ofreció, con el Pan y el Vino, su Cuerpo y su Sangre al Padre, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya. El gesto de lavar los pies es expresión de esa misma entrega como servicio a Dios y a los hermanos. En el Bautismo, la gracia de Dios nos ha lavado del pecado, y cada Eucaristía nos interpela a seguir el mandamiento de su amor. El Viernes Santo recordaremos las palabras de Jesús en la Cruz: «Está cumplido». El sacrificio del Cordero inmolado, que transforma la mayor iniquidad en un acto supremo de amor, lleva a término el plan contenido en las Escrituras. Nuestra vida refleja este amor perfecto, cuando ofreciéndola por los demás, como Jesús nos enseñó, lo hacemos presente en medio de su pueblo. El Sábado Santo, contemplaremos el...Leer más