domingo, 8 de diciembre de 2013

UNA MADRE, EL MEJOR REGALO DE DIOS

Lc 1, 26-38


No hay nada como una madre. Solemos oír esta frase mucho, y es que el amor de una madre es el mejor regalo que Dios nos ha dado. Bien es verdad, que la naturaleza caída del hombre le lleva incluso a rechazar este don y hasta atreverse, en su rebeldía, matar a su propio hijo.

Pero, lo positivo, es que dentro de cada madre hay una semilla de amor y ese amor terminará por triunfar y desterrar la muerte, que se cierne dentro del mismo vientre, para dar paso al amor. Es evidente y de sentido común que la elegida para ser Madre del Niño Dios fuese una Madre especial, la mejor de las Madres.

Una Madre Inmaculada, sin mancha de pecado, pues de ella iba a nacer el Salvador y Redentor del mundo. Será, pues, una Madre llena de Gracia, y adornada por las virtudes de la sencillez, de la humildad, de la fortaleza, de la entrega y servicio, del Amor. Madre Santísima, Madre de Dios.

Seguir a Jesús acompañado de su Madre es un camino que no debemos perder ni alejarnos. María es la Madre que también nos arropa y acompaña a nosotros en el dolor y sufrimientos, pero también en la alegría y la esperanza. Celebremos con gozo y alegría que tenemos una Madre en el Cielo que cuida y se preocupa por nosotros. Una Madre que es el mejor regalo de Dios, porque en y dentro de ella nos viene el Hijo que nos salva para la eternidad.