domingo, 24 de marzo de 2013

DE DOMINGO A DOMINGO



Eso parece ser el acontecimiento del Domingo de Ramos, victoria y cantos de viva el Hijo de David entre aclamaciones y alabanzas. Un calco de lo que suele pasar muchas veces en nuestra propia vida, porque estos acontecimientos históricos tienen verdadera importancia cuando los extrapolamos a los acontecimientos de hoy, de nuestra propia vida. Porque, de no ser así, todo queda en un recodar y memorizar algo que ya ocurrió, pero que poco o nada tiene que ver con lo que ocurre ahora. 

Hoy, sucede que nuestro primer encuentro con Jesús nos suele entusiasmar. Cuando le empezamos a conocer algo mejor, nuestra vida experimenta un gozo y una felicidad que nos invita al cambio, y parece que estamos dispuestos a ello, pero pronto, al pasar el tiempo, nos quedamos quietos, o desaparecemos de su presencia. Han llegado tempestades y vientos nuevos que nos han desilusionado y han enfriado nuestro entusiasmo y nuestros gritos de victoria y alabanza.

¿Qué nos pasa? Posiblemente el encuentro no fue verdadero, profundo, claro... Igual, mal entendido o no responde a nuestras expectativas y deseos. Queremos un camino cómodo, sin cruces, de efectos y bienestar rápido, y sin esfuerzos molestos y complejos. Supongo que esa fue también la causa de aquellos que en su tiempo se lo quitaron del medio. Realmente, Jesús era un tipo molestoso, amenazaba la ley y el templo judaico

Al parecer la propuesta de Jesús es de otro tipo, va en otra línea. Propone servicio, sacrificio y compartir lo que se es y se tiene con otros, con los que no tienen, con los carentes y necesitados. Jesús no hace uso de su poder de convocatoria, quiere unidad, sí, pero en paz, en sintonía de servicio y de amor de unos para otros. Jesús, propone un camino de olvido de uno mismo, de entrega y servicio a aquellos que lo necesitan, de custodios, como acaba de decir nuestro nuevo Papa, de unos para otros.

Ese es el secreto, la clave amorosa que nos sostiene y que esconde el elixir de la felicidad y gozo eterno. Su fuente de donde brota empieza en Getsemaní, es allí donde arranca el camino y donde nosotros debemos situarnos para empezarlo también. Es allí donde podemos encontrar la respuesta, el criterio. Se trata de aceptar aquello que no deseamos: "morir por los demás", pero por amor". Esa es la misión que Jesús vino, enviado de su Padre, a cumplir, y la que también nosotros, si queremos seguirle, debemos emprender. Pero, no solos, estamos asistidos y acompañados con el Espíritu Santo. En Él, podremos también cargar con esa cruz que nos toque, la nuestra propia.

Si no nos paramos ahí y aclaramos la cuestión, pronto el camino se te hará difuso, desdibujado, lejano, desmotivado, inútil, sin sentido... Caminar siguiendo a Jesús significa cargar con su Cruz, pero a la medida de mis fuerzas, el resto que falta lo pondrá Él. Si esto no lo entiendes, regresa a Getsemaní y empieza de nuevo.

EN EL CAMINO CUARESMAL

DOMINGO DE RAMOS
24 de marzo 2013

Is 50, 4-7  Sal, 21 
Lc 22,14-23,56 


"Ocultaste tu belleza"

Tú Señor, que eres
el más bello de los hombres,  
te vemos en tu Pasión
sin aspecto atrayente,
sin apariencia humana,
desfigurado por la fealdad del mal
y sufriendo por nosotros.

Pero a la luz de tu promesa
de Salvación
y de la Resurrección,
sabemos que cargaste
con nuestras culpas
y sufrimientos.

Gracias porque tus heridas nos
han curado.
     
 
 

BEATA MARÍA KARLOWSKA

Beata María Karlowska


Esta Beata polaca nació el el 4 de Septiembre de 1865 en Karlawo. Desempeñó una actividad de samaritana y fundó la Congregación de las Religiosas Pastorcitas de la Divina Providencia. Se entregó al Sagrado Corazón de Jesús y, como consecuencia, ofreció un gran amor por los hombres y devolvió a muchas almas la luz de Cristo y les ayudó a recuperar la dignidad perdida.


23 de marzo de 2013, sábado de la semana V de Cuaresma. (Santo Toribio de Mogroviejo, Obispo).
Oración de la mañana (laudes)

Oraciones del día descargables en PDF aquí.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.