miércoles, 6 de marzo de 2013

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El grupo, la comunidad, los compañeros... todo lo que nos une y nos junta necesita de un estimulo, y también de un riesgo. Las cosas no nacen de la nada, y todo lo que se hace necesita de algo que lo haga. La comunidad necesita de estar dispuestos a compartir. No comparten aquellos que no están dispuestos a dar, y si no dan, difícilmente recibirán. Diríamos que para recibir hay que dar.

Eso no quita que haya quien recibe sin dar y viceversa, pero lo natural y lógico es que quién dé, reciba, y quién reciba dé. Pero, se nos plantea ahora lo siguiente, ¿qué doy? Supongo que hay muchas cosas que dar, pero en esto de hacer grupos o comunidad, no vale todo, sino simplemente darte tú. Sólo dándote tú puedes hacer que otros se den también, y dándonos varios formamos un grupo, que en el compartir podemos llegar a formar comunidad.

Una comunidad (hablamos de comunidad cristiana) la forman un grupo de personas que viven y conviven libremente compartiendo lo que son y lo que tienen. Están entrelazados por la buena actitud de ayudarse y de buscar el bien común de todos y para todos. Y los une el amor por Jesús de Nazaret, y por Él, a todos los demás. Pero toda comunidad empieza, como primer paso, por arrimarse, estar juntos y participar juntos en varios actos o celebraciones, sobre todo la Santa Misa, y luego decidirse a compartir, a comunicarse.

En estos de los blogs, que nos ocupa hoy, formar comunidad es bastante más fácil, pues lo puedes hacer desde tu casa, bien cómodo y a cualquier hora. Cuando el tiempo y el descanso te lo permite. Y la manera más fácil de empezar es haciendo un comentario, es decir, dando tu opinión sobre algo que leas en el blog. Tratamos de compartir, y al compartir empezamos a conocernos, y conociéndonos podemos llegar a amarnos. Es el fin de toda comunidad parroquial.

¿Cómo comentar? Al finalizar el artículo o reflexión, hay una referencia a hacer un comentario. Pincha con el ratón ahí y se te abrirá un apartado para escribir tu comentario. Lo haces, o simplemente saludas, o comentas que te ha gustado, o das tu opinión...etc. y luego escribes unas claves que te salen (no te preocupes si no te salen desde el principio, te volverán a salir otras, hasta que aciertes) y pinchas sobre publicar. Te saldrá que tu comentario se ha resgistrado y se publicará en cuanto el administrados del blog dé el visto bueno. Cuando se publique te llegarán a tu correo, si has dejado marcado, que te aparece encima de pinchar publicar, la opción enviar por correo.

Así de fácil y sencillo. Y ese simple saludo, opinión, comentario o señal de que tú estás ahí, irá haciendo comunidad, y la comunidad formará la verdadera parroquia, y la parroquia evangelizará. Tú formas parte, y tu colaboración es muy necesaria. De ti dependerán otros.

SAN OLEGARIO

San Olegario


Nació en Barcelona y sus padres confiaron su educación en unos canónigos. Preparó sus estudios para el sacerdocio y se distinguió por su piedad sincera y su afición por leer a los Santos Padres. Anhelaba la perfección espiritual y para ello se retiró al Convento de Canónigos Regulares de San Agustín. Al morir el Obispo de Barcelona, le sucedió en el cargo, participó en algunos concilios y logró derrotar a los herejes dada su preparación intelectual. Murió en 1137.

 V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO II
En tierra extraña peregrinos
con esperanza caminamos,
que, si arduos son nuestros caminos,
sabemos bien a dónde vamos.

En el desierto un alto hacemos,
es el Señor quien nos convida,
aquí comemos y bebemos
el pan y el vino de la Vida.

Para el camino se nos queda
entre las manos, guiadora,
la cruz, bordón, que es la vereda
y es la bandera triunfadora.

Entre el dolor y la alegría,
con Cristo avanza en su andadura
un hombre, un pobre que confía
y busca la ciudad futura. Amén.

 Antífona 2: Dichoso el hombre que camina por sendas de justicia y habla con rectitud.

CÁNTICO: Dios juzgará con justicia
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.

Temen en Sión los pecadores,
y un temblor se apodera de los perversos:
¿”Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?”.

El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión;
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Dichoso el hombre que camina por sendas de justicia y habla con rectitud.