domingo, 10 de febrero de 2013

SANTA ESCOLÁSTICA

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Santa Escolástica


Nació en Nursia (Italia) en el 480 y se consagró a Dios desde muy joven. Siguió a su hermano San Benito a Subiaco y a Montecassino y estableció un monasterio a los pies del monte en Piumarola. San Benito fijó su habitación en la cumbre de la montaña y visitaba a su hermana sólo una vez al año porque se había impuesto cumplir rigurosamente la regla.

En el último coloquio, Dios prefirió la caridad de Santa Escolástica que el cumplimiento estricto de la regla. La santa le pidió una vez más a su hermano que se quedara con ella. Con el severo reproche llegaron los truenos que obligaron a San Benito a desistir de regresar al monasterio. En este lugar se construyó la Iglesia del Coloquio.

 HIMNO
(Laudes)
 
Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.

Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.

Es domingo; la pureza
no solo la tierra baña
que ha penetrado en la vida
por las ventanas del alma.

Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por El y en El convocada.

Es domingo; "este es el día
que hizo el Señor", es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.

Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.

Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.

Antífona 1: Por ti madrugo Dios mío para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya

SALMO 62: El alma sedienta de Dios
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Por ti madrugo Dios mío para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.