martes, 3 de abril de 2012

Los cinco defectos de Jesús: es mejor conocerlos al empezar la Semana Santa

 
El autor de estas breves líneas fue un sacerdote vietnamita, luego obispo, que pasó trece años en prisión tras la llegada del régimen comunista y, finalmente, fue cardenal. Estamos hablando de monseñor Francois-Xavier Nguyen van Thuan (1928-2002). Suena muy difícil su nombre pero su forma de escribir es bien sencilla, no se asusten, ya van a ver. ¡Encima con ese título tan particular como controvertido que nos habla de la locura del Amor de Dios! Los invito a compartir cada día de esta semana desde acá un mensaje diferente para vivir mejor esta Pascua.

Esta reflexión es muy linda para comenzar la Semana Santa, porque como le pasaba en prisión al cardenal Van Thuan, “mis compañeros que no son católicos, quieren comprender «las razones de mi esperanza». Me preguntan amistosamente y con buena intención: «¿Por qué lo ha abandonado usted todo: familia, poder, riquezas, para seguir a Jesús? ¡Debe de haber un motivo muy especial!». Por su parte, mis carceleros me preguntan: «¿Existe Dios verdaderamente? ¿Jesús? ¿Es una superstición? ¿Es una invención de la clase opresora?»”. Preguntas siempre válidas a las que tenemos que responder “de manera comprensible, no con la terminología escolástica, sino con las palabras sencillas del Evangelio.

Primer defecto: Jesús no tiene buena memoria 
En la cruz, durante su agonía, Jesús oyó la voz del ladrón a su derecha: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Si hubiera sido yo, le habría contestado: «No te olvidaré, pero tus crímenes tienen que ser expiados, al menos, con 20 años de purgatorio». Sin embargo Jesús le responde: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso». Él olvida todos los pecados de aquel hombre (…).
Jesús no tiene una memoria como la mía; no sólo perdona, y perdona a todos, sino que incluso olvida que ha perdonado.

Segundo defecto: Jesús no sabe matemáticas 
Si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas, quizá lo hubieran suspendido. Lo demuestra la parábola de la oveja perdida. Un pastor tenía cien ovejas. Una de ellas se descarría, y él, inmediatamente, va a buscarla dejando las otras noventa y nueve en el redil. Cuando la encuentra, carga a la pobre criatura sobre sus hombros.
Para Jesús, uno equivale a noventa y nueve, ¡y quizá incluso más! ¿Quién aceptaría esto? Pero su misericordia se extiende de generación en generación (...).

Tercer defecto: Jesús no sabe de lógica 
Una mujer que tiene diez dracmas pierde una. Entonces enciende la lámpara para buscarla. Cuando la encuentra, llama a sus vecinas y les dice: «Alégrense conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido».
(...) al invitar a sus amigas ¡gasta más de una dracma! Aquí podemos decir de verdad, con las palabras de Pascal, que «el corazón tiene sus razones, que la razón no conoce»


Cuarto defecto: Jesús es un aventurero 
El responsable de publicidad de una compañía o el que se presenta como candidato a las elecciones prepara un programa detallado, con muchas promesas. Nada semejante en Jesús. Su propaganda, si se juzga con ojos humanos, está destinada al fracaso.
Él promete a quien lo sigue procesos y persecuciones. A sus discípulos, que lo han dejado todo por él, no les asegura ni la comida ni el alojamiento, sino sólo compartir su mismo modo de vida.
El pasaje evangélico de las bienaventuranzas es de principio a fin una paradoja, aunque estemos acostumbrados a escucharlo.
Pero los discípulos confiaban en aquel aventurero. Desde hace dos mil años y hasta el fin del mundo no se agota el grupo de los que han seguido a Jesús. Basta mirar a los santos de todos los tiempos (…).

Quinto defecto: Jesús no entiende ni de finanzas ni de economía 
Recordemos la parábola de los obreros de la viña (…). Si Jesús fuera nombrado administrador de una comunidad o director de empresa, esas instituciones quebrarían e irían a la bancarrota: ¿cómo es posible pagar a quien empieza a trabajar a las cinco de la tarde un salario igual al de quien trabaja desde el alba? ¿Se trata de un despiste, o Jesús ha hecho mal las cuentas? ¡No! Lo hace a propósito, porque -explica-: «¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?».

Pero preguntémonos: ¿por qué Jesús tiene estos defectos? Porque es Amor. El amor auténtico no razona, no mide, no levanta barreras, no calcula, no recuerda las ofensas y no pone condiciones.(...) nos ha traído un amor grande, infinito, divino, un amor que llega -como dicen los Padres- a la locura y pone en crisis nuestras medidas humanas.
Más hacia el final agrega: “Espero que al final de mi vida el Señor me reciba (…). Me alegraré de ver a Jesús con sus «defectos», que son, gracias a Dios, incorregibles.

Este texto es una selección del libro “Testigos de esperanza” y en este enlace pueden leer la versión ampliada, cortesía de la Editorial Ciudad Nueva.